viernes, 7 de octubre de 2011

Damas en guerra



“Damas en guerra” es una comedia extraña, divertida, original y provocadora. No es una meliflua comedia romántica ni el convencional relato sobre dos amigas que se reencuentran para celebran la boda de una de ellas. Es, más bien, la historia cruel de Annie (la brillante Kristen Wiig) una mujer a la que todo le sale mal. Sí, la vida se le presenta como una sucesión de fiascos. Desde la quiebra de su pastelería en plena recesión económica hasta sus paseos en un auto al que le fallan las luces traseras. No le va bien en el trabajo, ni en el amor, ni en la vida familiar, ya no no quiere volver a vivir en el hogar materno (la madre es Jill Clayburgh, en su papel final) Su amante ocasional es un macho abominable y sus compañeros de habitación, un par de desagradables chantajistas. La única ilusión que aparece en su vida es ser la dama de honor principal en el matrimonio de Lillian (Maya Rudolph), su amiga de la infancia. Pero eso también se complica porque aparece otra amiga, Helen (Rose Byrne), perfecta, impecable, eterna protagonista, que busca ser la primera en todo, incluso en la organización de la boda.
Y entonces empieza el juego de contrastes, crueldades y disparidades que sustentan las risas provocadas por esta película tan poco modosa. El director Paul Feig se dedica a desmontar con perversa delectación las convenciones de los filmes de amistad femenina: aquí se trata de apostar a todo lo que separa, hace competir, enfrenta e incordia. Es decir, la belleza, el estatus, la figura, el dinero, el carisma, la diferencia social, el éxito, el glamur, las buenas costumbres, el talento para la frivolidad. Annie es la perfecta heroína de la comedia de situaciones de los años treinta, la señorita “todo el mundo”, la hacendosa que busca y no encuentra, que se empeña y no lo consigue, que dice verdades amargas sobre la vida y la despiden de su empleo por ello. Miss Democracia, con un toque de vulgaridad plebeya, a la que sólo le queda odiar a la aristócrata venida del Norte, sacada de alguna revista de páginas satinadas, cual figurín arrancado de Vogue

Cada una, por su lado, elabora la estrategia para dejar mal y en ridículo a la rival, para destruirla. A veces de modo amable. A veces, con hipocresía y buenas maneras. O con desprecio, violencia, a la mala. Al cabo, la princesa es vista como bruja y la dama madrina se convierte en arpía furiosa y destructora. Todo en esta película muestra el anverso y el reverso del cuento rosa del matrimonio.

Un color rosa que, por cierto, adquiere los tonos de lo excrementicio porque en el humor de “Damas en guerra” lo escatológico tiene un detonante papel central. Aquí vale todo, desde un malestar gastrointestinal colectivo hasta la destrucción del decorado de una despedida de soltera. Del chiste verbal, pletórico de latiguillos, se pasa al humor de rupturas físicas y caos masivo.

Y es que la mecánica hilarante de la película está construida sobre las nociones del agotamiento, el exceso y la repetición de las situaciones. Ahí está, por ejemplo, la escena de las rivales compitiendo por el micro durante el agradecimiento por la designación como damas o la secuencia del trastorno gastrointestinal o la del auto que pasa y repasa por la carretera tratando de llamar la atención del policía.

A propósito, la historia de Annie con el policía resulta lo más tópico y convencional de todo el filme.
Un papel fundamental en el desmadre propuesto por la cinta lo cumplen las otras tres damas de honor, que encarnan los modelos más divergentes de feminidad. Desde la formidable Melissa McCarthy, hermana del novio, robusta, ruda y llena de iniciativa, que trata de celebrar la despedida de soltera al estilo del “Club de la pelea”, hasta la ingenua Ellie Kemper, pasando por la madre asqueada y conyuge harta Wendi McLendon-Covey. Sin duda, parte del logro de esta película nace de la química irresistible que se genera en el grupo de actrices.
Ricardo Bedoya

5 comentarios:

Gustavo dijo...

La vi ayer y me gustó mucho. Cuando leí en las reseñas publicadas en la web que era una película de humor escatológico, me esperaba lo peor. Pero el humor grueso y hasta vulgar aparece pocas veces, no es para tanto. Me divertí como hace tiempo no me divertía con otras comedias norteamericanas. Y sí, todas las actrices están bien, pero Kristen Wiig está brillante, yo la sigo desde Saturday Night Live y siempre me ha encantado.

Anónimo dijo...

Me gusto, chevere, ok, un tipo de comedia interesante y peculiar, poco frecuente del pais de origen jeje.

Gabriel dijo...

Algunos críticos señalan que esta sería la "versión femenina" de "¿Qué pasó ayer?" en su deconstrucción del universo femenino. ¿Estás de acuerdo con eso Ricardo? Me sorprende que no menciones a la película de Todd Phillips como referente en tu crítica; dados todos los puntos que estas dos buenas películas tienen en común.

Gabriel dijo...

¿Tu respuesta Ricardo?

anonima dijo...

Excelente pelicula, el mundo de las mujeres reflejado en su cruel realidad y si, aunque no parezca las mujeres somos competitivas, envidiosas, crueles y vengativas, aunque vistamos de rosado, pantys y faldita.