miércoles, 24 de marzo de 2010

Cartagena y Guadalajara: dos espacios para el cine de América Latina


Acaban de realizarse, con pocos días de diferencia, las últimas ediciones de los festivales de cine de Cartagena de Indias y de Guadalajara, ambos dedicados de manera preferencial al cine de la región. Este año, además, ha sido un año de efemérides, pues Cartagena, el más antiguo de los que se hacen en la América de habla hispana y portuguesa, cumplió su quincuagésima edición, y el de Guadalajara celebró la vigésimo quinta.

50 años no es poco, y menos aún en nuestras tierras, pero el Festival de Cartagena llega a esa respetable edad con problemas de organización y logística propios de certámenes en sus inicios. A pesar de que la programación se ha visto mejorada, desde la edición anterior, por la presencia de Orlando Mora, este Festival deja mucho que desear y con todo el recorrido realizado hasta ahora no parece tener un perfil propio claramente definido ni cuenta con una parte académica suficientemente sólida. Este año hubo un simposio de crítica cinematográfica, organizado por la revista Kinetoscopio de Medellin y el Ministerio de Cultura, al que asistí, pero muy poco más que eso. Y la organización del Festival no daba señales de interesarse mayormente por esos eventos paralelos.

Por su parte, el Festival de Guadalajara, que empezó como la Semana de Cine Mexicano de esa ciudad del estado de Jalisco, está más abocado a los encuentros de autoridades cinematográficas (estuvo presente Rosa María Oliart, la presidenta de CONACINE), las reuniones de IBERMEDIA, el mercado de films, el Talent Campus, donde expusieron varios realizadores, entre ellos Pedro Costa y Tod Solondz, etc. Bien por todo ello, pues en Guadalajara se fortalecen realizaciones del proyecto Cine en Construcción, que iniciaron los festivales de Toulouse y San Sebastián, se asignan fondos para la producción, se venden filmes para su distribución en América Latina.

En otras palabras, las industrias cinematográficas de la región y, en general, las cinematografías existentes, que van en crecimiento, pues países como Costa Rica, El Salvador o Nicaragua ya exhiben largometrajes que merecen tomarse en cuenta, se ven notoriamente favorecidas por los acuerdos y negocios que se generan o se concretan en el marco del Festival.

Quienes no formamos parte del renglón de la producción o de las autoridades, nos dedicamos a ver cine y la cosecha del presente año no es desdeñable. Menciono, en primer lugar, lo más valioso que vi en Cartagena. Del cine de América Latina, la argentina El secreto de sus ojos, de Juan José Campanella que, es de esperar, se estrene comercialmente en Lima; el documental brasileño Moscú, de Eduardo Coutinho, cuya continuidad en los últimos años es un motivo de beneplácito, dada la calidad del realizador; la nicaragüense La Yuma, opera prima de Florence Jaguey; la colombiana El vuelco del cangrejo, de Oscar Ruiz Navia. El último verano de la Boyita, de la argentina Julia Solomonoff, y Turistas, de la chilena Alicia Scherson –ya vista en Lima- estuvieron entre las mejores. Asimismo, se exhibieron dos películas peruanas, Paraíso, de Héctor Galvez, y Contracorriente, de Javier Fuentes-León, que obtuvo, como ya lo había hecho en el Sundance y más tarde en el Festival de Miami, el premio del público.

De Guadalajara destaco las mexicanas Las buenas hierbas, de María Novaro y Perpetuum mobile, de Nicolás Pereda, que con cuatro largos es el más promisorio de los jóvenes cineastas del país del norte; la argentina Rompecabezas, de Natalia Smirnoff; la brasileña Viajo porque necesito, vuelvo porque te amo, de Marcelo Gomes y Karim Ainouz; el documental salvadoreño Uno, la historia de un gol, de Gerardo Muyshont y Carlos Moreno. No llegué a ver, pero registré opiniones favorables para Rabia, del ecuatoriano Sebastián Cordero, Zona Sur, del boliviano Juan Carlos Valdivia y Norteado, del mexicano Rigoberto Pérezcano.

Todos los títulos mencionados (salvo el que ya se vio) deberían estar incluidos en la programación del Festival de Lima que tendrá lugar en el próximo mes de agosto. Ese será el momento de hacer un comentario puntual de cada uno de ellos. No hay ninguna película excepcional, pero sí varias en las que despunta el talento, se organiza un relato sólido o se advierte la originalidad de la propuesta.

Entre los films ajenos a la región, en Cartagena mis preferencias se inclinan por la alemana La cinta blanca, de Michael Haneke, la francesa Hierbas salvajes, de Alain Resnais, la israelí Lebanon, de Samuel Maoz. De lo visto en Guadalajara, por último, me entusiasmó la filipina Independencia, de Raya Martin y encontré de gran valor expresivo el segundo largo del rumano Corneliu Poromboiu, Policía, adjetivo, y el primero del australiano Warwick Thornton, Sansón y Dalila. Ah, y una mención especial para No cambies nada, del portugués Pedro Costa, un documental muy personal sobre los ensayos musicales de la actriz y cantante francesa Jeanne Balibar.

Isaac León Frías

1 comentario:

Anónimo dijo...

http://www.indiewire.com/article/10_films_to_watch_from_the_guadalajara_film_festival/

10 películas latinas recomendadas en el marco de Guadalajara por el crítico howard feinstein que formó parte del jurado, entre ellas 2 peruanas. la lista no es solo de la programación de guadalajara, ojo.